LA CUARTA
DIMENSIÓN - SINTESIS CAP.04 - LA NATURALEZA
Breve introducción a las enseñanzas de este capítulo.
¿La Vida que conforma la Naturaleza tiene su
origen
en
el Espacio o en el Tiempo?
La respuesta a esta cuestión es fundamental para rastrear nuestro origen y
nuestra función
en
el Universo.
¿Es la Conciencia Humana un milagro irrepetible y excepcional en el Universo
o es que sólo tenemos ojos
para mirarnos a nosotros mismos?
Siendo la Conciencia del todo invisible en el Espacio hemos sacado la conclusión errónea de que no hay más conciencia que la conciencia humana.
“La conciencia es
la Vida y la Vida,
más o menos dormida, se manifiesta
en todos los
cuerpos que se desarrollan en el Universo”.
Ha sido la Ciencia
Humana
actual quien
a cambio de
aclarar
algunas cosas nos
ha confundido todas
las
demás al
atribuirle a la nada el origen de Todo.
En realidad, el Universo no tiene su origen en la Nada, no es una obra de una misteriosa
explosión sino la materialización de un proyecto ordenado en un Tiempo según la voluntad de su autor, “EL Autor del
Universo”.
La aparición
de todas
las especies en
la Naturaleza tampoco es
obra
de una feliz casualidad evolutiva.
Desde las especies subatómicas hasta las Galaxias nada es casual, todos los cuerpos del
Universo responden a un diseño inteligente en el
que cada uno tiene su lugar y su función.
Nadie nace
por
sí mismo en el Universo.
Todos los cuerpos materiales nacen
de un
Padre, “el Uno”
y de una Madre “el
Dos”.
Cada especie
“es como es, en
origen”, su progresión
en el
Tiempo no
busca la evolución
hacia
otras especies
sino
la especialización propia
para sobrevivir
mejor. A lo largo de muchas generaciones el Tiempo va construyendo la memoria colectiva de cada especie en pos de una mayor perfección de sus
miembros.
Ni siquiera
las partículas
subatómicas
se ordenan
casualmente para
formar
un electrón.
Todas están
ordenadas siguiendo
un patrón
matemático que responde a las
leyes del
magnetismo y la electricidad. Todo está medido en su espacio y en su tiempo dentro del Universo. Nada es casual y nadie tiene su origen en la Nada.
El autor nos abre nuevas puertas y contradice a la
Ciencia afirmando que la Vida que despierta al nacer a esta tercera dimensión tiene su origen en las Dimensiones Superiores
que son para la Ciencia un terreno inexplorado cuya realidad le es totalmente ajena.
La Ciencia duda de la existencia del Alma porque el Alma no es un cuerpo material, no es visible, no es magnético como todos los cuerpos del Espacio. Cuando resulta que el Alma no es material porque no tiene su origen en el Espacio, la tercera dimensión, sino en el
Tiempo, la cuarta Dimensión.
El Alma es de naturaleza eléctrica, invisible. Es la pila que hace posible el movimiento del
cuerpo físico, es el cuerpo eléctrico en el que reside la verdadera identidad de uno mismo, es
la memoria más profunda, la memoria del Tiempo que la Ciencia no sabe donde ubicar.
La Ciencia anda errada, ha rechazado al Dios Creador dador de Vida que le presenta la Iglesia y se ha inventado un Dios a su medida al
que ha puesto por nombre “La Nada”.
En el cuarto capítulo, desde la página 31 a la 40 el autor nos introduce en el enigma que
representa
el origen de
las Especies, la
realidad Inmortal
que es
el Alma,
el
efecto del pecado y la responsabilidad del pecador.
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