LA CUARTA DIMENSIÓN - SINTESIS CAP.06 - LA RESPIRACIÓN
Breve introducción a las enseñanzas de este capítulo.
El cuerpo humano es un microcosmos complejo y perfecto que la Voluntad debe aprender a gobernar, como un Dios todopoderoso dador de Vida.
Más de cincuenta billones de células deben coordinarse y ordenarse para dar lugar a los
órganos que forman nuestro cuerpo. Como las galaxias se ordenan para dar su forma al Universo.
Las células viven en el interior de nuestro organismo, un cuerpo gigantesco e inabarcable para su entendimiento, como nos sucede a nosotros viviendo en el interior del Universo. Sin una visión del exterior, nuestras células no pueden tener noción de la realidad que es
nuestro cuerpo, ni nosotros
podemos tenerla de la realidad que es el Universo.
La percepción que tienen las células sobre nosotros mismos, se asemeja a la percepción
que nosotros tenemos sobre Dios. Una percepción anhelante y difusa a la espera de una
confirmación.
De modo
análogo a como
hacemos nosotros,
las células nacen
crecen aprenden
y trasmiten su memoria
a sus
descendientes, antes de morir. Cada una conoce su lugar
y su
función y pone su pequeña voluntad en cumplir
su tarea a la perfección.
Gracias a que cada
una de
ellas,
obra con la precisión y la
diligencia
debidas nuestro
cuerpo disfruta de
salud
y armonía. Siempre que seamos como
debe
ser un
padre responsable y lo tratemos
con buenos alimentos, buenas palabras y buenos pensamientos.
Un solo
pensamiento
negativo, causará
tal revuelo en
nuestro organismo
que
debilitará durante horas el sistema inmunológico, una palabra
de desaliento
le causará depresión
y retraso
funcional,
una
alimentación
excesiva
o repleta de productos artificiales, conservantes, colorantes, edulcorantes, saborizantes... será
percibido por
nuestros órganos como un trabajo excesivo, innecesario e injusto, y si nosotros persistimos y persistimos en
tal injusticia, nuestros
órganos agotarán
su gran paciencia
y se rebelarán,
dejará de
importarles su lugar y su función en el cuerpo y
nosotros conoceremos la enfermedad y el dolor.
No sólo tenemos el deber de alimentar y tratar bien el Microcosmos que está bajo nuestra responsabilidad.
También
debemos procurarle
el placer
que
nosotros esperamos
de nuestro Dios... ¡que se acuerde de nosotros!, que nos dé
su aliento, que renueve nuestras vidas, nuestra fuerza vital.
Hay algo más importante para nuestras células que la comida, la palabra y el pensamiento
que
les procuramos.
Es nuestro propio
aliento,
nuestra
respiración que es
para ellas la constante renovación de sus vidas, de su fuerza vital, de su razón de ser. Su conexión más directa con nosotros, su Dios.
Para mantenerse vivas, nuestras células necesitan del aliento vital que reciben cada vez que respiramos, al igual que el
Universo necesita del “Aliento Renovador”.
Sin nuestro aliento, el
Microcosmos que representa nuestro cuerpo, perdería su fuente vital y moriría.
De
igual modo
moriría
todo el
Universo
si
Dios
nos negara su Atención
y
su
Aliento. Todo el Universo se quedaría sin la Luz que lo renueva, se quedaría apagado, a
oscuras, y moriría.
Por ser hijos de Dios y aprendices de Dios, tenemos que aprender a gobernar bien sobre nuestro cuerpo, antes de ponernos a gobernar
el Universo.
Microcosmos y Macrocosmos
difieren
en su tamaño pero
son
semejantes en
su complejidad.
Una respiración inconsciente, maleducada, es
una
respiración
insuficiente, un
Microcosmos desatendido, empobrecido...
Un Universo a media Luz.
En el sexto capítulo, desde la página 51 a la 60, el autor trata de hacernos comprender la importancia de “La Respiración”.
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