LA CUARTA DIMENSIÓN - SINTESIS
CAP.08 - EL ALMA
Breve
introducción a las enseñanzas de este capítulo.
No podemos ver el
Tiempo, pero
ahí está,
condicionando nuestras vidas. Tampoco podemos
ver
la Voluntad, pero todos sabemos si es fuerte o débil por
el dominio que ejerce
sobre su vehículo, el
cuerpo material.
Cuando
la Voluntad
consigue
imponerse a los
deseos propios
del
pensamiento y logra convertirlo
en su
servidor
más obediente, el
Alma ya
está madura para
nacer a la Eternidad.
La Cuarta Dimensión Eterna es el hogar propio del Alma pero,
¡Cuidado!, el hogar del
Alma no es un lugar habitado sólo por
almas. Por fantástico que pueda parecerle a la razón
humana, la realidad es
que
la Eternidad es
un lugar fabuloso
habitado por
cuerpos y Almas. Igual que en este
mundo,
sólo que allí,
además de ver el
cuerpo material se ve
también el Alma que lo anima. Es decir
el cuerpo y el Alma están a la vista, y en el Alma se ve la perfección alcanzada, se ve el origen y el orden de su perfección, se ve su memoria,
su saber, su experiencia, su paciencia... Se ve el Amor y la Sabiduría con sólo mirar la luz y el color del
Alma.
Se puede tener
un atisbo de la
realidad final que es el Tiempo,
la Cuarta
Dimensión, si podemos entender que la experiencia que vamos adquiriendo en este mundo a lo largo del Tiempo va descubriendo nuestra Alma dándole más luz y más color a base de ejercicio de
Amor
y Sabiduría. Es decir en la luz del Alma se puede ver cómo se ha ido ordenando su
perfección en el Tiempo, se ve su tiempo de gestación, desde su inicio en la oscuridad del
Espacio hasta alcanzar
la luz del
Tiempo.
En un mundo
donde todos
los cuerpos
materiales emiten
luz y color, luz y color que representan la memoria
más fiel
de
todo el tiempo del Alma, no
es
necesario estudiar
libros para adquirir conocimientos y aprender
cosas nuevas. Si
quieres conocer algún
mineral no necesitas maestro experto en minerales porque cualquier piedra del camino te mostrará su memoria desde el
principio de
su tiempo y enriquecerá tu memoria con la
suya.
Si quieres conocer una planta tampoco necesitas un maestro que te dé sus conocimientos sobre tal planta porque a cualquier flor del camino puedes mirar, y con sólo mirarla estará a tu alcance
la memoria propia de
la flor que lleva consigo, la memoria de
todas las
generaciones que ha necesitado la especie para lograr
la perfección que exhibe.
Ni tan siquiera necesitarás preguntarte a ti mismo si el nuevo vecino de enfrente es buena o mala persona porque te bastará con mirar la luz y el color de su Alma para compartir con él
su memoria, para ser mientras
lo observas, Uno con él.
En la Dimensión siguiente aprender y enseñar es tan natural como aquí respirar, no hay
mayor maestro
que
el Tiempo, y el
Tiempo tiene
su propio lenguaje para enseñar,
un lenguaje de luz, color
y movimiento.
En el octavo capítulo desde la página 71 a la 80, el autor nos enseña sobre la realidad que
es el
Alma Universal, el Alma de la Naturaleza y nuestra propia Alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario